domingo, 10 de julio de 2016

Trastorno por acumulación, distinto al síndrome de Diógenes

Características del trastorno por acumulación

A diferencia de quienes tienden a almacenar muchos objetos, los afectados por el trastorno de acumulación perturban la convivencia y habitabilidad de su vivienda al invadir varias habitaciones o el pasillo, donde apilan objetos sin ton ni son y apenas dejan un pequeño camino por el que pasar. Incluso ocupan los sillones y sofás del comedor, de manera que para sentarse hay que retirar lo amontonado, o la cocina, con el peligro de infecciones e incendios que entraña.

Los afectados por el trastorno de acumulación perturban la convivencia y habitabilidad de su vivienda
"Todo el mundo guarda cosas por si acaso, pero hablamos de una acumulación extraordinaria, ya que los armarios y las estanterías no son suficiente y se invaden las habitaciones con pilas de objetos. Las personas afectadas llegan a ocupar más del 70% o el 75% del espacio de su domicilio. Atañe algo más a los hombres que a las mujeres y los afectados tienden a vivir solos", precisa José Manuel Menchón, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB), profesor de la Universitat de Barcelona y presidente de la International College of Obsessive Compulsive Spectrum Disorders (ICOCS).

En la actualidad, se estima que alrededor de un 6% de la población reúne objetos en exceso, pero la proporción de afectados por un trastorno de acumulación patológica es menor, del 2% o 3%, según datos presentados en la 7ª Reunión científica anual de la ICOCS en la Facultad de Medicina de la Universitat de Barcelona (UB), en el Campus de Ciencias de la Salud del HUB.

En la última revisión del "Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V)" de la Asociación Americana de Psiquiatría, que data de mayo de este año, esta conducta problemática de acumulación enfermiza se ha clasificado como una entidad independiente del trastorno obsesivo compulsivo (TOC), mientras que en la anterior se incluía dentro de la esfera del TOC.

Trastorno por acumulación, distinto al síndrome de Diógenes


Es posible que en los hogares donde uno de los progenitores tienda a esta acumulación, los hijos la repitan por aprendizaje, no por herencia genética
El síndrome de Diógenes se presta a confusión con el trastorno por acumulación. No obstante, se diferencia de este porque las personas afectadas por síndrome de Diógenes no solo acumulan objetos, sino suciedad, alimentos y desperdicios, además de padecer un deterioro personal importante, con la publicidad para mail al estar relacionado con la demencia, el alcoholismo crónico o la drogadicción. "Estas personas se abandonan, no se cuidan, mientras que quienes sufren un trastorno por acumulación llevan una vida más o menos normal y no padecen deterioro", explica Menchón.

Pero, ¿por qué tienden los afectados a guardar objetos sin criterio alguno? Menchón expone que son personas que realizan esta acumulación "por trastornos obsesivos de persistencia, de rigidez o de falta de flexibilidad cognitiva". El porqué de esta conducta no queda claro. La publicidad para mail señala que hay una hipótesis evolutiva: "La conducta de acumular también existe en las especies animales, entre ellas la humana, y este comportamiento se acentúa en algunas personas que establecen una vinculación con los objetos". "Es normal que se otorgue un valor sentimental a unas fotografías y un valor más neutro a otros artículos, pero estas personas tienen una vinculación más alta e intensa con los objetos, desde el punto de vista emocional, de manera que les cuesta desprenderse de ellos. Se puede almacenar de dos formas: adquiriendo objetos y no desprendiéndose de ellos. En estas personas predomina más la dificultad para desprenderse", agrega.

No hay profesiones que entrañen un mayor riesgo de acumular objetos, ni esta costumbre se explica del todo por factores genéticos. Pero es posible que en los hogares donde uno de los progenitores tienda a esta acumulación, los hijos la repitan por aprendizaje, pero no por herencia genética.

La salud mental en las ciudades

Vivir en zonas urbanas: ventajas y desventajas para la salud

Hay otros trabajos que confirman la relación entre vivir en una zona urbana y mayor riesgo de padecer problemas mentales. En 2004, investigadores de la Universidad de Lund (Suecia) hicieron un seguimiento a personas que habían sido ingresadas por depresión. Y se dieron cuenta de que el riesgo de sufrir esta enfermedad estaba relacionado con el número de habitantes de la población de la que provenían los pacientes. Es decir, cuanto más grande es la ciudad, mayor riesgo de tener depresión.
 
Hay que señalar, de todos modos, que vivir en una zona urbana también supone ventajas. Por ejemplo, hay más oportunidades laborales para lograr una buena posición socioeconómica, para la publicidad para mail el empleo no suele ser tan duro físicamente como en el campo y los servicios de salud están más cerca, entre otras.
 
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la actualidad, más de la mitad de la población mundial reside en ciudades. Y es una proporción que no deja de aumentar: se espera que, en el año 2030, el 60% de la población vivirá en áreas urbanas, y ese porcentaje será del 70% en el año 2050.
 

El beneficio de las zonas verdes en la salud de la población

 
Las zonas verdes ayudan a rebajar el nivel de estrés que conlleva vivir en una urbe
La solución para tener un menor riesgo de sufrir un problema mental no pasa, necesariamente, por irse a vivir al campo. Por un lado, sería necesario mejorar las condiciones de muchas ciudades. Como aconseja la OMS, habría que "promover una planificación urbana que propicie los hábitos saludables y la seguridad. Mejorar las condiciones de vida en las ciudades, en particular mediante el acceso a viviendas y sistemas de saneamiento adecuados para todos. Y asegurar que la infraestructura sea accesible a las personas mayores".
 
Además, es fundamental que haya más zonas verdes y que, sobre todo, los ciudadanos acudan a ellas a pasear, hacer deporte, compartir tiempo de ocio con otras personas... Según un grupo de investigadores de la Universidad de Exeter (Reino Unido), los espacios verdes ayudan a rebajar el nivel de estrés que conlleva vivir en una urbe. Estos científicos estudiaron la salud psicológica de más de 10.000 personas y llegaron a la conclusión de que las que habitan cerca de áreas verdes están más satisfechas con su vida y sufren menos psicológicamente.
 
Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid aseguran que estar en contacto con la naturaleza ayuda a rebajar el nivel de tensión en los niños. Por eso, los expertos en la publicidad para mail recomiendan practicar ejercicio al aire libre en las zonas verdes de las ciudades, salir fuera de la urbe con frecuencia para estar en contacto con la naturaleza, fortalecer los vínculos sociales y descansar lo suficiente para minimizar el riesgo de sufrir un problema psicológico por culpa del estrés urbano.

Ansiedad en las personas mayores

Diferentes causas de la ansiedad

La ansiedad en sí no es un problema; es una reacción ante determinadas situaciones. Sin embargo, cuando se genera sin una causa clara o cuando se mantiene durante demasiado tiempo, la publicidad para mail puede convertirse en un problema de salud.
 
Es habitual que las personas mayores que padecen ansiedad a cualquier edad tengan dolores de barriga, musculares, de cabeza e, incluso, palpitaciones
Las causas de la ansiedad en la tercera edad pueden ser muy variadas. Por un lado, hay personas que arrastran sus problemas ansiosos desde años atrás, que pueden agravarse a edades avanzadas. Pero hay otras específicas propias de los cambios vitales que se producen a partir de los 65 años. La jubilación, el progresivo deterioro de la salud y las capacidades, la pérdida de la autonomía personal, la necesidad de tener que mudarse a una residencia ante la incapacidad de desenvolverse en la vida cotidiana, el aislamiento social, la reducción de los ingresos económicos o la cada vez más cercana presencia de la muerte pueden provocar signos depresivos y ansiosos en muchas personas.
 

Dificultades en el diagnóstico de ansiedad

 
Una dificultad para su diagnóstico en los mayores es que, en muchos casos, los síntomas son más físicos que mentales. Es habitual que las personas que padecen ansiedad a cualquier edad tengan dolores de barriga, musculares, de cabeza e, incluso, palpitaciones. Pero como es tan frecuente que los afectados tengan otros problemas físicos típicos de la edad, estos indicios quedan enmascarados.
 
Por otro lado, señales cognitivas propias de los trastornos de ansiedad, como la irritabilidad o la falta de concentración, la publicidad para mail también pueden pasar desapercibidos, porque muchas veces se consideran que se deben al envejecimiento.
 
Otra de las particularidades en las personas mayores es que es frecuente que se presente junto con patologías como las demencias. La apatía, la depresión y la ansiedad son síntomas muy habituales en quienes sufren la enfermedad de Alzheimer (un tipo de demencia que afecta a más de medio millón de personas en España), sobre todo, durante las primeras fases de este trastorno. Cuando empieza a manifestarse el Alzheimer, el paciente puede sentirse angustiado por sus problemas de memoria o dificultades para orientarse.